El otro día mi sobrina me contó algo que me alegró mucho. Resulta que en su colegio los chicos se inventaron un colectivo ecologista. Alguien llegó con la idea y a todos les pareció muy bien y en seguida armaron un grupo.
Pues los chicos van a trabajar para crear conciencia sobre la importancia del reciclaje, sobre la protección de la naturaleza y sobre la siembra de árboles. Ya tienen hasta una huerta en el jardín del colegio y cuentan con el apoyo de los profesores.
Cuando lo supe me dio mucha alegría porque eso quiere decir que no todo está perdido.